
¿Papá qué es la ansiedad?
Deja que te cuente una historia:
Había una vez un pequeño hipopótamo.
Vivía en el río más claro de África. Era feliz, gordito, con una sonrisa siempre lista. Le encantaba nadar, zambullirse, chapotear… hasta que un día, en medio de un juego, perdió algo muy importante: su ojo de cristal.
No era un ojo de verdad, claro. Era una pequeña lentilla que llevaba desde bebé, porque su ojo izquierdo no veía del todo bien. Y ese día, mientras giraba bajo el agua, se le soltó.
En cuanto se dio cuenta, entró en pánico.
Empezó a nadar como un loco, a mover las patas, a buscar entre las piedras, a agitar con su hocico el fondo del río.
Pero cuanto más se movía, más turbia se ponía el agua.
La arena del fondo se alzaba como una tormenta, el lodo lo cubría todo, y el pobre hipopótamo no veía nada.
Así pasó horas… ansioso, frustrado, triste, desesperado.
Hasta que, agotado, se dejó flotar.
Dejó de buscar. Dejó de moverse.
Se quedó quieto.
Poco a poco… el agua comenzó a calmarse.
La arena cayó de nuevo al fondo. Las burbujas desaparecieron. Y, en ese silencio cristalino… ahí estaba.
Su pequeño ojo de cristal, descansando bajo una piedra redonda.
—¿Y sabes qué hizo? —te pregunté mientras tú abrías los ojos con ternura.
—¿Qué?
—Sonrió.
No por encontrar su ojo, sino por entender que a veces… lo que buscamos aparece solo cuando dejamos de agitar el agua.
A veces, lo que sentimos por dentro se parece a ese río revuelto. Es ansiedad. Es miedo. Es no saber. Y lo primero que hacemos es agitarlo todo aún más.
Pero tú y yo sabemos ahora algo distinto. Sabemos que el agua se aclara… cuando la dejamos estar 😉
🎁 Tú regalo
🎁 Si esta historia te tocó, he preparado un regalo para ti.
Un pequeño PDF con 3 herramientas sencillas para calmar la ansiedad, cuando aparezca sin previo aviso.
Solo deja tu nombre y tu email y te lo envío directo.